El objetivo de un capitán, un general, un presidente, un alcalde no debe ser ser capitán, general, presidente o alcalde, eso solo es la carcasa. El objetivo de ser un superior debe ser proteger a su equipo, nación, departamento o empresa. Un superior no es alguien mejor que alguien, ni alguien a quién se le deba servir. Al contrario, el superior es el máximo servidor de todos, el que procura que todo tenga el equilibrio necesario para que el funcionamiento del grupo del que se encarga sea correcto.
Esto es algo que los "superiores" de hoy en día no entienden. Su objetivo no debe ser estar en el poder, su objetivo no debe ser recoger impuestos para mantener ese poder, su objetivo no debe ser venderse a los demás, su pensamiento no debe ser el de una empresa. Y los cumplen todos.
Las promesas no son nada, y menos si prometes que vas a ganar unas elecciones. Las promesas no son nada. Prometer que vas a mandar no debe ser aplaudido. Un candidato a un puesto de mando debe razonar, su objetivo no es venderse, su objetivo es mejorar algo, construirlo, equilibrarlo y, para ello, debe ostentar ese puesto, y lo ostenta como daño colateral, no como meta.